Mujeres cacaocultoras urgencia de reconocimiento remuneracion y redistribucion

Mujeres cacaocultoras: urgencia de reconocimiento, remuneración y redistribución

Es común que el conjunto de tareas que realizan las mujeres cacaocultoras no se incluya dentro de las etapas de la producción y, por ende, sean labores que tampoco estén valorizadas en la cadena

Por Milena Trujillo Loaiza

Las mujeres que se dedican al cultivo del cacao en Colombia son campesinas, trabajadoras de la tierra y generadoras de uno de los cultivos que se encuentra en auge en este momento en el país: la bonanza de su precio, gracias a la escasez en lugares del mundo, especialmente en África Occidental, Costa de Marfil y Ghana, que venían liderando su producción, ha significado para Colombia pasar de cultivar 69.000 toneladas aproximadamente en 2023, a alrededor de 73.000 en 2024, según cifras de Fedecacao.

Sin embargo, esto no ha significado un reconocimiento del trabajo de las mujeres cacaocultoras, una remuneración digna, ni una redistribución justa de las ganancias que genera la producción de cacao.

Reconocimiento

Las mujeres asumen múltiples trabajos con el cacao. Además de participar en las labores agrícolas, principalmente en la despepitada (proceso que consiste en extraer los granos de la mazorca de cacao), el secado y la fermentación, se encargan también del sostenimiento de la vida familiar en las fincas cacaoteras: preparación de alimentos, oficios domésticos, alimentación de mascotas y otros animales, e incluso del cuidado de los demás trabajadores. Este doble rol incrementa su carga laboral, la cual no es reconocida formalmente.

Esta falta de reconocimiento se evidencia en las cifras, donde su participación es ostensiblemente menor a la de los hombres: se habla de un 73,7% de mujeres rurales que se encuentran por fuera de la fuerza laboral (DANE, 2023), y de un 27% de mujeres que trabajan directa e indirectamente con cacao en el país (OIT, 2023).

Pese a las cifras, las múltiples tareas que realizan las cacaocultoras extienden significativamente su jornada, siendo común que sean quienes más temprano inician y también las últimas que terminan de trabajar.

A ello se suma que en algunas regiones del país existe una seria discriminación hacia las mujeres en el trabajo con el cacao. En general, no suelen ser contratadas para trabajar como jornaleras, y en ocasiones sólo tienen labores asignadas en épocas de cosecha.

Una situación de alarma se presenta en algunas zonas donde no es permitido que las mujeres visiten el cultivo durante su menstruación, lo que representa una práctica discriminatoria directa.

Remuneración

Las mujeres en general no suelen recibir remuneración por las actividades que realizan a nivel agrario y doméstico. Esta afirmación es coherente con el hecho de que el 52% de las mujeres rurales colombianas no cuenta con ingresos propios, en comparación con el 12% de los hombres (ONU Mujeres, 2023).

Su trabajo en la producción de cacao suele estar anclado al que hacen sus parejas o familiares, asociado a una especie de apoyo a la economía familiar, y sin ningún tipo de remuneración. Las mujeres familiares de los hombres que hacen las veces de administradores o mayordomos de fincas sufren una situación especial de precariedad pues no poseen tierra, ni contrato, ni ingresos.

La recepción de ingresos se da únicamente en algunos casos, especialmente entre mujeres cacaocultoras que son pequeñas productoras o propietarias de fincas. Por lo general, estas mujeres también trabajan directamente en sus tierras, lo que implica jornadas extensas. Sin embargo, es poco común que las mujeres ejerzan roles como administradoras o que sean propietarias de fincas. Las demás no suelen recibir ingresos, pues en su mayoría se contrata a hombres para las labores del cacao, mientras que las labores que ellas hacen, según la división de roles existente (comida, despepitada, secado), la suelen cubrir las esposas de los productores; también porque si son esposas de los administradores de finca, el negocio suele ser con ellos.

Redistribución económica

Al no ser sus labores reconocidas, y por lo general no recibir remuneración o ingresos, se encuentran en los últimos eslabones de bienestar y calidad de vida dentro del conjunto de personas que trabajan con el cacao. “Para 2022, en las zonas rurales el 29,8% de los hogares con jefatura femenina se encontraba en situación de pobreza multidimensional… Se evidencia que los hogares con jefatura femenina tienen una mayor prevalencia de inseguridad alimentaria (30,9%) que los hogares con jefatura masculina (25,9%)” (DANE, 2023).

Es común que el conjunto de tareas que realizan las mujeres cacaocultoras no se incluya dentro de las etapas de la producción y, por ende, sean labores que tampoco estén valorizadas en la cadena, pese a que podría decirse que las mujeres rurales sostienen la cadena de valor por medio del trabajo doméstico: “En 2021, el valor económico del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado de las mujeres en zona rural fue $42.176 miles de millones de pesos corrientes, los cuales representaron el 78% del valor económico del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado generado en la zona rural” (DANE, 2023).

En algunos lugares  del país existe cierta distribución de las labores en las fincas que pareciera ser acordada entre todas las partes: mientras las mujeres participan en las actividades anteriormente descritas, los hombres lo hacen en otras como la remoción de malezas, la podada de la planta, y la cortada del pasto. Lo grave con ese punto es que esa distribución común de las labores significa necesariamente cero salario o menos ingresos para las mujeres, ya que las labores que ellas realizan suelen estar en el marco de sus actividades como mujeres a cargo del hogar, por lo que no reciben pago, o suelen ser las que menos reciben, mientras que las que realizan los hombres tienen el mejor pago de jornal.

Lo aquí expuesto refleja una seria alerta respecto a la vida y futuro de las mujeres cacaocultoras, pues muchas de ellas son mujeres sin tierra, por ende, sin herencia; sin seguridad social, por tanto, sin pensión; y sin salario, es decir, sin autonomía económica. Esta situación es sustento de una desigualdad económica estructural que las afecta directamente y que, en últimas, afecta la producción agrícola, el bienestar de las mujeres rurales dedicadas al cacao, y el desarrollo de la sociedad colombiana entera.

Así las cosas, se hace urgente trabajar por el reconocimiento del trabajo de las mujeres cacaocultoras, por la remuneración de las labores que realizan, y por una redistribución de su carga laboral y del valor que genera su trabajo con el cacao, con el fin de generar para ellas ganancias palpables y justas.

Otras urgencias de las cacaocultoras

Es importante pensar en programas de mejoramiento de vivienda en el campo, que tiendan a dignificar la calidad de vida de los campesinos y campesinas dedicadas al cacao, así como subsidios de vivienda para mujeres, especialmente madres, y programas de fomento del ahorro y el acceso a vivienda para mujeres rurales.

También puede ser muy útil la financiación de proyectos productivos de cacao liderados por mujeres, y el apoyo a la asociatividad.

Por último, urgen programas especiales de seguridad social para el campesinado colombiano que contribuyan a reducir la desigualdad y el empobrecimiento, principalmente para las mujeres trabajadoras, y que permitan imaginar nuevamente una vida digna en el campo en Colombia.

Bibliografía:

Milena Trujillo Loaiza

Feminista y defensora de derechos humanos. Amante de los animales y la naturaleza. Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia, con estudios en curso de Maestría en Políticas de Desarrollo de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Investigadora con experiencia en género, conflicto armado, construcción de paz, participación, relacionamiento y comunicación política, gobierno abierto y democracia. Coordinó el informe «Mujeres sindicalistas: Entre violencias históricas, resistencias, legados de paz y democracia. Informe sobre patrones y contextos explicativos de la violencia contra mujeres del movimiento sindical en el marco del conflicto armado colombiano. Aporte a la Comisión de la Verdad».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.