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Sindicalismo, economías populares y solidarias: fuerzas colectivas para la resistencia y organización

En Colombia, las economías populares y solidarias, junto al sindicalismo, se han convertido en herramientas clave de resistencia y organización para los trabajadores en un contexto de creciente precariedad laboral.


Por Helen Caicedo Londoño

Las economías populares y solidarias en Colombia han surgido como respuestas a las dinámicas de exclusión estructural del mercado formal, ofreciendo alternativas para sectores vulnerables. Estas formas organizativas generan ingresos y crean  redes de cooperación y autogestión que permiten a  trabajadoras y trabajadores informales acceder a mejores condiciones de vida. De la misma manera,  el sindicalismo desempeña un rol fundamental al proporcionar una plataforma de defensa colectiva para los trabajadores, especialmente aquellos que se encuentran en situaciones de informalidad y precariedad laboral.

Este análisis explora cómo la articulación entre la economía popular, la economía solidaria y el sindicalismo puede viabilizar la creación de caminos efectivos de organización y protección a los trabajadores y trabajadoras informales. 

Mediante la creación de cooperativas y la participación en sindicatos, los trabajadores pueden acceder a recursos, derechos y condiciones laborales que de otro modo les serían negados, fortaleciendo su capacidad para negociar y mejorar su situación económica. Estas estrategias colectivas no solo permiten una mayor estabilidad laboral, sino que también empoderan a los trabajadores en su lucha por la reivindicación de sus derechos.

Además, se integran los aportes teóricos de autores como José Luis Coraggio, Luis Razeto y Giuseppina Da Ros, quienes abordan el papel de la solidaridad, la autonomía y la democracia participativa en el fortalecimiento de la economía popular y la lucha sindical. Sus perspectivas aportan una base teórica sólida para entender cómo estas tres formas de organización pueden confluir y ofrecer una alternativa viable a las estructuras tradicionales del mercado formal, promoviendo una economía más inclusiva y orientada al bienestar colectivo.

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La economía popular y la informalidad en Colombia

En Colombia, la economía popular se refiere a los oficios y ocupaciones mercantiles (producción, distribución y comercialización de bienes y servicios) y no mercantiles (doméstico y comunitario) en cualquier sector económico es decir actividades económicas llevadas a cabo por aquellos excluidos del mercado formal,  como trabajadores independientes, pequeños comerciantes, familias , venteros ambulantes y pequeños agricultores. Según el DANE, en el 2023, la informalidad fue del 58.9% en las principales ciudades del país. Este dato refleja la realidad de más de 12 millones de trabajadores que carecen de protección social y laboran en condiciones de precariedad.

De otro lado, se propone que el sector de la economía popular está profundamente vinculado a la autogestión y la cooperación, ya que la mayoría de las actividades se desarrollan en redes comunitarias, barriales  o familiares. Sin embargo, la falta de acceso a seguridad social, financiamiento, y mercados formales deja a estos trabajadores en una posición de riesgo y vulnerabilidad. Autores como Luis Coraggio, Luis Razzeto y Giuseppina Da Ros enuncian algunas alternativas que sitúan a la economía solidaria como eje fundamental en la formalización y organización de las economías populares.

José Luis Coraggio y la economía popular

José Luis Coraggio expone un análisis crítico de la economía popular, argumentando que no debe ser vista simplemente como una economía de subsistencia o informalidad, sino como un espacio de organización autogestionaria que promueve la dignidad del trabajo. En lugar de formalizarla, a través de mecanismos tradicionales, Coraggio aboga por una formalización solidaria que fomente la cooperación y la participación democrática. Para este autor, la economía popular no es simplemente un medio de supervivencia, sino un ámbito con el potencial de transformar las estructuras de exclusión si se organiza de manera solidaria. 

Luis Razeto y el potencial transformador de la solidaridad

De igual manera, Luis Razeto refuerza esta idea al destacar la solidaridad como un principio clave para mejorar la eficiencia de las iniciativas económicas populares. Según él, la economía solidaria tiene la capacidad de integrar a los trabajadores informales dentro de estructuras cooperativas y redes de apoyo mutuo, permitiendo que estos accedan a mercados formales y financiamiento. Para Razeto, la clave está en crear organizaciones participativas que permitan a los trabajadores de la economía popular ser protagonistas de su propio desarrollo económico. 

Giuseppina Da Ros: Integración de la economía popular en la economía solidaria

Desde otra perspectiva, Giuseppina Da Ros argumenta que la pluralidad de la economía solidaria ofrece un marco adecuado para integrar a los trabajadores de la economía popular en el sistema formal. Al crear cooperativas y otras formas de organización solidaria, los trabajadores pueden acceder a mejores condiciones laborales y participar activamente en la gestión colectiva de sus recursos. La formalización no debe ser entendida únicamente como un proceso administrativo, sino como una oportunidad para empoderar a los trabajadores, promoviendo su autonomía y fortaleciendo sus vínculos comunitarios. 

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El sindicalismo como herramienta que defiende la economía popular

Históricamente, el sindicalismo ha sido una herramienta fundamental para la defensa de los derechos de los trabajadores en todo el mundo. En el contexto de la economía popular en Colombia, el sindicalismo tiene el potencial de desempeñar un papel clave en la defensa de los derechos laborales de los trabajadores informales, cuyos derechos han sido histórica y estructuralmente vulnerados.

En el caso de la economía popular, los sindicatos pueden organizar a los trabajadores informales en sindicatos y asociaciones, luchando por el reconocimiento de sus derechos, el acceso a seguridad social, y mejores condiciones laborales. Estos sindicatos no solo deberían mirar hacia los trabajadores formales, sino que también, deberían centrar sus fuerzas en los trabajadores por cuenta propia, los pequeños comerciantes y los campesinos, quienes son un eslabón fundamental de la economía popular.

La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), por ejemplo, deberían fortalecer iniciativas que incluyan a los trabajadores informales en la agenda sindical, con el objetivo de reivindicar sus derechos laborales y promover su integración en la economía formal. La organización sindical en el sector informal puede ayudar a cerrar la brecha existente entre los trabajadores formales y los trabajadores de la economía popular.

Datos de la Superintendencia de la Economía Solidaria

Desde una perspectiva institucional, la Superintendencia de la Economía Solidaria ha sido fundamental en la promoción del sector solidario en Colombia, que ha experimentado un crecimiento constante en los últimos años. Según el informe de 2022, el sector solidario generó ingresos superiores a los 31.5 billones de pesos y cuenta con más de 7 millones de asociados en cooperativas, mutuales y asociaciones. Este sector ha demostrado ser eficaz en la mejora de las condiciones laborales y en la inclusión de trabajadores vulnerables.

En consecuencia, este crecimiento demuestra que las organizaciones de economía solidaria pueden ser una herramienta para la formalización de los trabajadores de la economía popular. Las cooperativas permiten a los trabajadores acceder a mejores condiciones laborales, financiamiento y seguridad social, mientras que mantienen la autogestión y la cooperación como principios rectores.

Interrelación entre la economía popular, la economía solidaria y el sindicalismo

Esta cadena que propongo debe entenderse como una estrategia conjunta para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores informales en Colombia. La economía solidaria facilita la creación de cooperativas y redes de apoyo mutuo, lo que permite a los trabajadores informales acceder a beneficios como el crédito, la formación técnica y la seguridad social, proporcionando un marco organizativo que potencia su autogestión y estabilidad económica.

Por otro lado, el sindicalismo juega un rol crucial al defender los derechos laborales de estos trabajadores, garantizando que sus condiciones de trabajo sean dignas y seguras. Al organizarse colectivamente en sindicatos, los trabajadores informales adquieren una mayor capacidad de gestión para negociar mejores salarios y acceder a recursos económicos esenciales. Este enfoque promueve no solo la formalización, sino también la transformación de sus condiciones de vida a través de la participación activa en la lucha por sus derechos.

Finalmente, la articulación entre estas tres formas de organización no solo mejoraría las condiciones laborales, sino que también empoderaría a los trabajadores como actores fundamentales en la economía. Al integrar el sindicalismo con la economía solidaria, se fortalece un modelo más inclusivo y democrático, donde los trabajadores informales pueden avanzar hacia la formalización sin perder los principios de solidaridad y cooperación que caracterizan a la economía popular.

Helen Caicedo Londoño

Administradora de empresas del Politécnico Gran Colombiano. Especialista en Liderazgo, Cambio Climático y Cuidades de Flacso Ecuador. Con 13 años de experiencia en administración pública y 3 años en administración del sector solidario.

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