
Consulta Popular: la recuperación de derechos laborales arrebatados
La Consulta Popular que se avecina no es un mero trámite electoral, sino una oportunidad histórica para restituir derechos arrebatados por reformas pasadas y reafirmar la voz de la clase trabajadora. Frente al bloqueo legislativo de la reforma laboral, los ciudadanos estamos llamados a corregir errores del pasado y a reivindicar las luchas sindicales que forjaron nuestra estabilidad y dignidad.
Por: Mayra Alejandra Restrepo
Hace dos décadas, una reforma al Código Sustantivo del Trabajo —impulsada en la presidencia de Álvaro Uribe— cercenó conquistas que costaron sangre y sacrificio a los movimientos sindicales. Aquellos recargos nocturnos, dominicales y festivos que hoy se discuten no fueron ni son “regalos” del gobierno, sino derechos históricos ganados en calles, fábricas y plantones.
Al evocar la memoria de mártires sindicales, la Consulta Popular reivindica la legitimidad de las organizaciones de trabajadores como sujetos históricos de cambio social. La Consulta Popular no trata de añadir nuevos beneficios, sino de restituir un piso mínimo de dignidad laboral que décadas de concesiones políticas han ido minando.
Cada derecho laboral, cada avance en temas de salario y seguridad social, se logró tras movilizaciones masivas y huelgas prolongadas. La consulta traslada esa energía colectiva al espacio democrático, invitando a recordar que detrás de cada urna hay relatos de resistencia y solidaridad.
De la jugadita legislativa a la consulta ciudadana
Por segunda ocasión, en la misma comisión del Senado, ocho senadores sepultaron el avance de una iniciativa que ofrecía cambios urgentes y necesarios para el bienestar de trabajadoras, trabajadores y sus familias, al archivar el proyecto de Reforma Laboral. Este nuevo veto evidencia la profunda desconexión entre el Congreso y las demandas sociales, y refuerza la urgencia de trasladar la decisión al voto ciudadano.
La consulta emerge entonces como mecanismo de democracia directa para romper ese cerco, desplaza la decisión del recinto parlamentario al voto popular, desarmando el veto político y obligando a los representantes a responder directamente al electorado. Es el instante en que el ciudadano recupera protagonismo y neutraliza bloqueos centrados en intereses particulares.
Este paso no solo aumenta la presión sobre los congresistas, sino que fortalece la percepción de que la política puede ser un espacio de diálogo y corrección, no solo de intereses económicos. La Consulta Popular actúa como catalizador de confianza, ofreciendo una ruta efectiva para que las demandas de los trabajadores se materialicen en norma con respaldo ciudadano.
Una votación libre y centrada en derechos laborales
A pesar de advertencias de la oposición sobre supuestos riesgos de “politización”, las 12 preguntas de la Consulta Popular no aluden a reelecciones ni a figuras presidenciales, sino exclusivamente a beneficios concretos para el trabajo: restablecer recargos, regular la tercerización y ampliar la seguridad social
La independencia del proceso radica en su diseño técnico, cada pregunta está respaldada por argumentos jurídicos y estudios de viabilidad que transparentan alcances y costos, evitando ambigüedades que puedan ser capitalizadas por quienes llaman al abstencionismo.
Votar “Sí” en la Consulta Popular no solo valida la memoria obrera, sino que redefine el contrato social entre Estado y trabajadores, demostrando que los derechos laborales no se negocian en despachos privados, sino que se ratifican en las urnas.
Es el momento de encender de nuevo la chispa de las luchas sindicales y afirmar, con un solo voto, que la historia de nuestra clase trabajadora merece respeto y reparación.
Deja una respuesta