
Más de una década exigiendo la reparación colectiva e integral del movimiento sindical colombiano
La reparación colectiva e integral al movimiento sindical es una deuda que tiene la sociedad con cientos de hombres y mujeres que han sido violentados por ejercer el derecho a la sindicalización.
Por Viviana Colorado y Mayra Restrepo
En Colombia se ha vivido la violencia antisindical más extensa y letal vista en el mundo, con cerca de 15.481 hechos de violencia cometidos contra sindicalistas entre los años 1971 y 2022, de los cuales 3.295 fueron homicidios (Comisión de la Verdad, 2022a, p. 17). Estas cifras reflejan la dimensión de la tragedia y corroboran que algo similar no ha sido enfrentado por un movimiento sindical. Sin embargo, el debate va más allá: la violencia antisindical en Colombia no es estadística, representa una historia de pérdidas irreparables, daños e impactos individuales y colectivos, y de una invaluable capacidad de resistencia. Organizaciones sindicales, familias, proyectos políticos y comunidades perdieron hombres y mujeres sindicalistas que luchaban por una Colombia más digna, justa y en paz.
Esta fue la antesala de fuertes debates y acciones colectivas por la exigencia de la reparación colectiva e integral al sindicalismo colombiano como un derecho de las víctimas. Aún hoy que contamos con un gobierno alternativo y mientras avanzamos en el proceso de reparación, las garantías de no repetición aún son tarea pendiente, la violencia antisindical persiste. Según datos recopilados por la Central Unitaria de Trabajadores, entre 1 de enero y el 12 de septiembre de 2024 se han registrado 73 violaciones a la vida, la libertad y la integridad contra sindicalistas en Colombia, de las cuales 17 son homicidios.
Se inicia la fase participativa del proceso de reparación colectiva al movimiento sindical colombiano
El proceso de reparación colectiva al movimiento sindical, que había estado en pausa, fue reactivado desde el inicio del actual gobierno, gracias al trabajo conjunto entre el Comité de Impulso para la Reparación Colectiva al Movimiento Sindical (CONARE) y el gobierno nacional. En esta alianza participan las principales centrales obreras del país, como la CUT, CTC, CGT y Fecode, con el apoyo de la Unidad para las Víctimas y el Ministerio del Trabajo.
Este avance marca un hito en la reparación colectiva e integral de un sector históricamente afectado por la violencia antisindical en el marco del conflicto armado, social y político en Colombia. En esta fase, el enfoque se centra en la construcción participativa del diagnóstico del daño colectivo, que incluye el aporte de las organizaciones sindicales y sociales más afectadas, tanto a nivel nacional como territorial.
Puedes leer:
Una deuda histórica con el sindicalismo colombiano
El proceso de reparación colectiva ha sido una demanda constante de las organizaciones de trabajadores, quienes han sufrido las consecuencias de la violencia antisindical sistemática. Las cifras hablan por sí solas: miles de líderes sindicales han sido asesinados, amenazados o desplazados, debilitando tanto a las organizaciones como el derecho a la libre asociación.
La participación activa de las organizaciones sindicales y sociales afectadas es un paso crucial en la elaboración de un diagnóstico que reconozca y visibilice estos daños, permitiendo así avanzar hacia un proceso de reparación integral que aborde el daño e impacto colectivo sufrido por el movimiento sindical colombiano.
El camino hacia la reparación integral
El movimiento sindical da los primeros pasos en este camino en el año 2012, tras una década de luchas, resistencias y vaivenes políticos, en el mes de marzo de 2023 se logra el registro como sujeto de reparación colectiva producto de la Declaración presentada ante la Defensoría del Pueblo, hecho con el cual el sindicalismo logra un importante avance en este proceso.
En el marco de la presente fase de diagnóstico del daño, el Conare, en coordinación con la Unidad para las Víctimas y el Ministerio del Trabajo, ha delineado una metodología que busca no solo avanzar en el diagnóstico de los daños colectivos, sino también fortalecer las capacidades de los líderes y lideresas sindicales para que sus organizaciones participen activamente en este proceso. La estrategia incluye la articulación con organizaciones sociales que han acompañado históricamente al sindicalismo en la defensa de los derechos humanos y laborales. Entre octubre y diciembre de 2024, se realizarán diez encuentros y talleres nacionales y regionales para asegurar un proceso inclusivo, garantista, colectivo y participativo.
También, se ha venido trabajando en la Mesa de Alto Nivel con la presencia de las más autorizadas entidades del gobierno nacional: Unidad para las Víctimas, Defensoría del Pueblo, Ministerio del Trabajo, Ministerio del Interior, Ministerio de Justicia, Ministerio de Educación, Departamento Nacional de Planeación, Departamento de Prosperidad Social y Centro Nacional de Memoria Histórica.
Te puede interesar:
Principales retos de la reparación colectiva al sindicalismo colombiano
La reactivación de esta fase abre un nuevo capítulo en la lucha por la justicia para el movimiento sindical y evidencia la necesidad de una reparación colectiva e integral. El compromiso de las organizaciones sindicales y el Estado es crucial para que el proceso fortalezca, ayude al crecimiento y reconstruya el sindicalismo en Colombia.
En este momento el proceso transita por la fase participativa del diagnóstico del daño colectivo, el cual se espera caracterizar a partir de las vulneraciones a derechos individuales y colectivos teniendo en cuenta enfoques diferenciales: libertad sindical, género, interseccional, étnico, territorial, sectorial y psicosocial.
Esta será la base para la elaboración del Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC), el siguiente gran reto, un proceso que deberá contar con la participación activa de las organizaciones sindicales a nivel regional, garantizando que con la reparación colectiva e integral, el movimiento sindical fortalezca su rol como actor fundamental en la construcción de democracia y la dignificación del trabajo en Colombia.
Este avance es una oportunidad única para saldar una deuda histórica con los trabajadores y trabajadoras que han sido víctimas de la violencia antisindical, exigir la consolidación de la política de reparación al sindicalismo, y sentar las bases para su fortalecimiento.
Deja una respuesta