Entendemos el diálogo social como el mecanismo de la democracia para la deliberación y la concertación con las que cuentan los actores sociales, organizaciones, agremiaciones y el Estado en general. El diálogo social permite gestionar los conflictos y construir alternativas que aporten al bienestar de todos y todas en el mundo del trabajo lo que deriva en mejores ambientes laborales. A través del diálogo social, los trabajadores y trabajadoras pueden incidir en políticas públicas, revisión y ajuste a la legislación sobre trabajo y empresa, así como potenciar las negociaciones colectivas construyendo convenios colectivos integradores.
Para un óptimo ejercicio del diálogo social, es importante potenciar la ciudadanía laboral que permite la apropiación y empoderamiento de trabajadores y trabajadoras a partir del reconocimiento de los derechos; la ciudadanía laboral es la identidad política de trabajadores y trabajadoras que hacen ejercicio de su derecho a deliberar y negociar con empleadores y Estado para la generación de fuentes de empleo y el acceso a un trabajo digno y decente.